El 18 de febrero de 2015 un helicóptero militar despegó de una ruinosa pista cercana a la ciudad hondureña de Catamacas rumbo a las montañas de la Mosquitia que se erguían al nordeste.
Entre quienes se apearon del helicóptero había un arqueólogo llamado Chris Fisher. El valle se hallaba en una región en la que desde hacía tiempo se rumoreaba que estaba la Ciudad Blanca, una ciudad mítica construida en piedra de ese color, también conocida como la Ciudad Perdida del Dios Mono. Fisher no daba crédito a tales leyendas, pero sí creía que el valle ocultaba las ruinas de una ciudad perdida de verdad que llevaba abandonada cinco siglos, si no más.