A finales de los años 50, una curiosa anécdota protagonizada por el entonces líder soviético Nikita Khrushchev y un joven ejecutivo de Pepsi, propició que su refresco se convirtiera en el primer producto occidental comercializado en la Rusia soviética. Lo que probablemente nunca imaginó es que ese acuerdo también lograría que la compañía estadounidense se convirtiera en una auténtica potencia naval. Descubre con nosotros este interesante momento en la historia de la Guerra Fría. Puedes contactar con nosotros escribiendo a opinion@radioencuentro.net.