En 1856, marinos mercantes estadounidenses se quejaban con cierta incomodidad del hecho de que el dólar español de Carlos III, el famoso «Carolus», se comprase a precios casi el doble de caros que los dólares mexicanos o norteamericanos en Shanghai. Para cualquier observador de la época, este incremento del 50% apenas podía justificarse, sobre todo teniendo en cuenta que hacía casi cinco décadas que el Carolus no se acuñaba, y que los dólares de la República de México y de los Estados Unidos tenían la misma cantidad de plata que la vieja moneda del imperio español. La situación, no obstante, era mucho más sorprendente. La demanda de Carolus perduró en ciertas regiones de China incluso después de la caída de la dinastía Qing en 1911. En su época de máximo esplendor, el Carolus llegó incluso a dominar el comercio de ciertos bienes en el interior de China, siendo la moneda de pago de transacciones mercantiles en varias comarcas del Imperio, y la unidad de cuenta durante un breve espacio de tiempo en la región más desarrollada de China, el Delta del Yangtzé.
¡Viajemos al siglo XVIII con Mario Escobar y descubramos más sobre este «dólar español»!
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