Según la Biblia, el Tanaj y el Corán, Jonás fue profeta. En cumplimiento de la palabra de Yahveh, difundida por boca de Jonás, el rey Jeroboán II logró restablecer «el límite de Israel, desde el punto de entrada de Hamat hasta el mismo mar del Arabá (el mar Muerto)». De modo que al parecer Jonás fue profeta en el reino de diez tribus durante el reinado de Jeroboam II, quien reinó 41 años (820 al 779 a. C.) Es la misma persona a quien Yahveh comisionó para proclamar juicio contra Nínive, por lo que es considerado el autor del libro bíblico del mismo nombre.
En lugar de cumplir con su misión de predicar a los nínivitas, Jonás decidió huir de ella. En el puerto de Jope consiguió un pasaje en una nave que se dirigía a Tarsis (que por lo general se relaciona con España o la península ibérica), a más de 3500 km al oeste de Nínive.
Durante siglos esta historia de Jonás ha levantado numerosas preguntas que abordamos de manera introductoria en este programa. Fernando Díaz dialoga con Shai Semmer sobre este personaje tan singular
Después de embarcar, Jonás se durmió profundamente en las «partes más recónditas» del barco. Mientras tanto, los marineros se enfrentaron a un viento tempestuoso enviado por Dios que amenazaba con destrozar la nave. Clamaron a sus dioses por ayuda y arrojaron objetos por la borda para aligerar la nave. El capitán de la nave despertó a Jonás, instándole a que también invocase a su «Dios». Finalmente, los marineros echaron suertes para determinar por culpa de quién se había originado la tormenta. Yahveh hizo que la suerte cayera sobre Jonás. Cuando se le preguntó, confesó que había sido infiel a su comisión y, como no deseaba que otros perecieran por su culpa, pidió que le arrojasen al mar. Una vez que fracasaron todos los esfuerzos por volver a tierra, los marineros le hicieron a Jonás según su palabra y el mar detuvo su furia.7 Entonces, Yahveh dispuso que un gran pez se tragara a Jonás, quien pasó tres días y tres noches en su interior. Jonás oró a Yahveh glorificándole como salvador y prometiéndole pagar lo que había prometido anteriormente. Entonces, Yahveh ordenó al pez que vomitara al profeta en tierra firme.