«Fue una peregrinación cuyo recuerdo aún me espanta, hambre, sed, calor insufrible, persecución, amenazas, aguas cenagosas, carnes crudas de gacelas, cansancio apenas repuesto con un sueño corto,intranquilo sobre las arenas pobladas de insectos asquerosos, miseria, suciedad inevitable, enfermedades incómodas propias del desierto y sobre todo una plaga de árabes exigentes, asquerosos e inaguantables.» Así resumía Julio Cervera en 1886 su expedición al Sahara.