España enfilaba el final de su propia agonía cuando en Europa empezaba a germinar la que sería su segunda gran guerra en menos de un siglo. La tensión en la que se ahogaba el Viejo Continente buscó aire en los alrededores, y lo encontró en Galicia, a la que convirtió en un potente escondrijo desde el que se gestaron algunas operaciones decisivas para la contienda. Hablamos de Galicia, refugio de contrabandistas, espías y desertores en la Segunda Guerra Mundial.