La Torre Nueva fue uno de los edificios más emblemáticos de Zaragoza y un símbolo de su identidad durante casi cuatro siglos. Construida en 1504 por los maestros mudéjares de la ciudad, combinaba ladrillo, geometría ornamental y técnica aragonesa, convirtiéndose en una de las torres mudéjares más impresionantes de España.
Medía casi 80 metros y tenía una característica que la hacía única: su inclinación. Con el paso de los años, la torre fue adquiriendo una ligera desviación que llegó a superar los 2 metros, lo que la convirtió en una especie de “Torre de Pisa aragonesa”. Pese a ello, su estructura seguía siendo estable gracias a la maestría de su construcción.
En el siglo XIX, la Torre Nueva empezó a ser vista por algunas autoridades como un riesgo para la seguridad, aunque muchos estudios y expertos defendían su estabilidad. A pesar de la oposición de buena parte de la ciudadanía, el edificio fue demolido en 1892. Su desaparición fue muy sentida y aún hoy se recuerda como una pérdida patrimonial irreparable.
Actualmente, en el lugar donde se alzaba se encuentra una escultura que recrea su silueta, recordando la importancia histórica y emocional de la torre para Zaragoza.
Hablamos con nuestro profesor de historia Pablo Villanueva acerca De la Torre nueva de Zaragoza.
LOS ENIGMAS DE LA HISTORIA 