Al terminar la Segunda Guerra Mundial, la CIA sabía perfectamente que Theodor Saevecke (1911-2004) había sido uno de los brazos ejecutores del genocidio de Hitler y responsable de innumerables crímenes de guerra. La carrera protagonizada por este oficial de las SS fue meteórica. Con 16 años entró en la «Rossbach Freikorps», una organización paramilitar de adolescentes conocida por aterrorizar a los ciudadanos en la República de Weimar. Poco después ingresó en el Partido Nazi y, en 1940, con 29 años, ya era una de las tres personas autorizadas para aprobar las ejecuciones de polacos, rusos, gitanos y judíos en el campo de concentración de Poznan. Sin embargo, nada de esto fue inconveniente para que la CIA lo reclutara como uno de sus agentes. No importaba que en los informes de la agencia pudieran leerse consideraciones tales como: «Saevecke ha estado involucrado en el reclutamiento de judíos para la realización de trabajos forzosos», «es culpable de que los principios del nacionalsocialismo sean tan sólidos» y «no se detendría ante nada para reprimir el movimiento comunista, al que odia desde los años 20». Para conocer los detalles y enigmas en torno a Saevecke, nos acompaña Shai Shemer, habitual colaborador de nuestro programa.